Los días en los que no encuentro sentido a tanto esfuerzo diario, hacen que sienta ganas de tirar la toalla. Hay momentos en los que es necesario replantear las cosas importantes en tu vida. Enumerar y decidir las prioridades que nos definan como persona.
Ayer me compararon con el Quijote cuando recupera la cordura. Por unas horas, quise romper mi lanza, para dejarme morir en un sillón, frente a la televisión. Pero en lo profundo de mi corazón, yo no quiero ser así.
Me siento un caballero andante, que recorre el mundo de un modo peculiar. Puede que mi locura sea correr 100 kilómetros por montañas y carreteras. Tal vez, sólo sea un soñador, que confunde molinos con gigantes. Pero soy feliz corriendo. Y para mí, parar es morir.
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