Cada corredor debe buscar a lo largo de su aprendizaje, el método que más se adapte a sus necesidades. La realidad es que la vida nos exige una misma disciplina. La mente limita las aspiraciones y sueños que viven en nuestro corazón. Conocer las limitaciones reales de nuestro cuerpo, nos abre un nuevo abanico de oportunidades.
Correr 50 kilómetros no es la hazaña de unos pocos privilegiados. Todos podemos superar gran cantidad de obstáculos, que sin saberlo, hemos colocado nosotros mismos.
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