Mi primera experiencia con el barefoot ha sido extremadamente satisfactoria. He corrido durante cinco kilómetros por la arena de la santacrucera playa de Las Teresitas. Y a parte de sentir un esfuerzo extra por la presión y deslizamiento que se produce durante la pisada en la arena, no percibo un mayor riesgo en la práctica de esta variante deportiva. A mi entender, puede ser una valiosa herramienta para incluir en nuestros entrenamientos semanales.
La valoración que se pueda hacer como masaje estimulante de la planta del pie, a modo de terapia shiatsu, sería aún demasiado prematura. Aunque por el contrario, no encuentro en su defecto, ninguna razón para no recomendar su práctica.
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