Cuando pasas tanto tiempo corriendo, por tu cabeza aparecen todo tipo de ideas. Algunas suelen ser el repaso de una vida de alegrías y sacrificios. Otros pensamientos son las soluciones a problemas que no veías salida. El algunas ocasiones aparecen de forma inexplicable, recuerdos que ni siquiera creías sucedidos. Y en muy pocos casos sucede que nos invade esa idea que cambiará nuestra vida por completo. Este ha sido uno de esos grandes días en los que algo ha entrado en mi mente y mi corazón, para llenarme por completo.
Inevitablemente, al final siempre surge algo que nos impide mantener esa introspección. Hay algo que nos sucede a todos los corredores. Tarde o temprano aparece el dolor. Y sólo alguien que practique este deporte puede saber lo que podemos llegar a aguantar durante una carrera. No tengo muy claro si con los años nos volvemos masoquistas o nuestro umbral de dolor aumenta. Lo que es una realidad es que muy pocos reconocen, aunque todos lo sabemos, lo mucho que puede llegar a doler en ciertas ocasiones.
Nuestro amor a este deporte lo pagamos con sudor y sangre, de forma literal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario