Hacía mucho tiempo que quería hacer este circuito. No puedo negar que la subida hasta el mirador ha sido bastante dura. La lluvia y las condiciones del terreno no ayudaban, aunque el correr por montaña bien vale el esfuerzo. Con un desnivel en positivo de mil metros en tan sólo una distancia de cinco kilómetros hace de esta montaña un coloso por el que a duras penas puedes correr. Los veinte kilómetros que restaban, dirección a las Mercedes fueron muchísimo más suaves y agradecidos. Pude recuperar parte del tiempo que perdí en la subida. Aproveché para hidratarme con más comodidad, incluso pude saborear sin tanto estrés las nuevas barritas de cereales con manzana que compré para la ocasión. En definitiva, me llevo un buen recuerdo de este entrenamiento, que espero repetir más a menudo.
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